No quiero sonar como grinch, pero la navidad nunca me ha llamado la atención, pero descansar sí y cuando tocaba feriado con sándwich era literalmente el mejor regalo que podría recibir. Ahora lo que sí era tradición para mi y mi hermano fue jamás perdernos algunas películas que solían transmitir en la tele.
¿Quién no ha pensado cómo será el futuro? Me cuesta imaginar que alguien no haya imaginado al menos cómo serían los autos, hasta qué punto podría llegar la humanidad acompañados por la tecnología, cómo lucirían la ropa, los viajes, entre otras cosas. También pasa con los robots, la inteligencia artificial y su fascinante mundo. Varias películas y series han ahondado en lo que podría pasar – otras incluso – casi vaticinando lo que se vendría.
¡Aquí va la segunda parte y final sobre cómo recorrer NYC en una semana! ¡AQUÍ puedes leer la primera parte!
Cuando se dice que a veces tienes que estar en el «mood» correcto o adecuado para ver algo, es como verdad. En mi adolescencia era bien emo, así que veía muchas cosas emo. Me mamé Dawson’s Creek porque sus conversaciones existencialistas poco reales de jóvenes con puros problemas del primer mundo y sufrimiento eran como lo que me llamaba la atención. Era eso o Buffy, que también era media emo.
Viajar era uno de los pendientes que tenía desde que tengo memoria y por razones externas siempre se postergó. La primera vez que viajara tenía que ser un lugar icónico, en este caso decidimos junto a mi pololo @Boredpassenger, que fuese en USA, más específico, en Nueva York. Por ambas partes los tickets fueron para ese lado porque los dos estudiamos algo relacionado con lengua inglesa y por el mío, desde que vi por primera vez Home Alone 2, que deseaba caminar por la ciudad y recorrerlo todo. Afortunadamente pudimos, con esfuerzo lograr esa meta que teníamos desde hace tanto. Así que el viaje fue desde el 30 de octubre hasta el 6 de noviembre, una semana en la ciudad que nunca duerme.
Muchos tienden a confundir que el sci-fi se trata básicamente de robots, naves espaciales, peleas interplanetarias y en definitiva, mucha acción disfrazada con tintes espaciales o futuristas. Y si bien hay películas que amamos que se destacan precisamente por lo que menciono, hay otras que terminan siendo más de lo mismo… Y cuando estás con esa sed de algo distinto, de pronto te topas con joyas como Her, Perfect Sense, Never Let Me Go entre otras, sintiendo una ventisca de aire fresco que realmente te conmueve.
Ya sea que estés trabajando en un lugar donde debas escribir constantemente o en un lugar donde tengas que manejar números o programar y codear como si fuera la matrix, entonces la música probablemente sea un aliado esencial.
Codeando como un campeón.
No me pregunten por qué, pero siempre me han gustado las películas de desastres o fin del mundo. Ver explosiones y cómo todo se desmorona de un momento a otro. Igual no es que me gusten por su destacado guión e increíbles actuaciones, si la cosa es ver el mundo arder plasmado en la pantalla.
Armageddon, Twister, Impacto Profundo, 2012, El Día de la Independencia, Godzilla, Volcano, Dante’s Peak, San Andreas, muchas películas para pasar una tarde, ‘cine en su casa’. La cosa es que hace algunos días me pillé con Bølgen o The Wave y me llamó de inmediato la atención al no ser una producción hollywoodense, si no de Noruega.
Hace meses atrás les conté sobre mi primera experiencia teniendo una crisis de pánico, agradezco a muchas personas que me enviaron mensajes de ánimo y apoyo durante ese tiempo, siempre es bueno saber que estás rodeado de personas valiosas.
Posterior a lo que me pasó, recibí ayuda psiquiátrica de inmediato, me diagnosticaron con un cuadro de ansiedad y pánico con agorafobia. Me doparon – ¡Hola Clonazepam! – y si bien eso calmaba la presión de mi cabeza y el miedo constante, siempre sentí que no era la solución definitiva. En promedio tomaba tres pastillas. Una para levantarme, otra para mantenerme y otra para dormir, porque vaya que cuesta dormir con el cerebro funcionando a mil, pensando millones de cosas. Mi vida se estaba convirtiendo en una medicada, para no sentir mucho y mantenerme a raya. No estaba funcionando, y si por algún motivo olvidaba tomarme alguna, me venía una ansiedad tremenda por miedo a sentir nuevamente ese miedo.
Me tomé unas largas vacaciones, porque sí, siempre se puede descansar. Pasaba que estaba trabajando en un lugar donde el proceso creativo se veía mermado de forma cuática por distintos factores y no estaba siendo feliz al grado de enfermarme muy seguido, potenciando mis crisis de ansiedad y pánico. Me costó mucho poder conciliar que, a pesar que el grupo humano era genial la calidad de vida que estaba llevando me estaba haciendo mal. No puedo dejar de agradecer lo que aprendí todo ese tiempo, pero era tiempo de volar y afortunadamente lo puse hacer.
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